En otros tiempos, para poder escuchar música se tenían solo unas cuantas opciones. Si hablamos de épocas pasadas, realmente se limitaban a dos opciones, que eran encontrar a alguien que pudiera cantar o tocar un instrumento o aprender a hacerlo tu mismo. Unos cuantos años más adelante, apareció la radio.
Con las radios para los coches y los pequeños transistores que se podían llevar a cualquier parte, se tenía acceso a la música sin tener que ir a un sitio específico para poder escucharla. Sin embargo, las opciones estaban algo limitadas – tenías que escuchar lo que la radio estuviera transmitiendo. Unas cuantas décadas después, el almacenamiento magnético fue la forma de hacer las cosas.
Se podría comprar una cinta de radiocasete y escuchar música en un reproductor hecho para tal fin. De nuevo, el espacio de almacenamiento era limitado y el almacenamiento magnético se degradaba con el tiempo.
El almacenamiento óptico podía resolver algunos problemas, pero todavía había límites en la cantidad de música que se podía meter en un único disco contacto. Llevar también un reproductor móvil no era siempre fácil. Aparte de todo esto, un reproductor de CDs podía acabar teniendo problemas con el láser si se estaba moviendo continuamente de un lado a otro. El siguiente gran salto llegó cuando los reproductores MP3 entraron en el juego.
Ahora se podía crear una librería digital de música y sincronizarlo a un dispositivo móvil que podía potencialmente almacenar cientos de horas de música. Los reproductores con mucho espacio de disco duro podían almacenar tal cantidad de música, que la batería se agotaría primero antes de poder escucharla toda. Pero incluso este espacio tiene sus limitaciones, y llevar la música de un dispositivo a otro no siempre era tan sencillo.
Ahora tenemos lo servicios de la música en nube, la cual promete darnos un acceso a la música a otro nivel. Muchas de estas redes tienen interfaces que te permite acceder a música en un amplio rango de dispositivos, donde se incluyen ordenadores, reproductores MP3, teléfonos móviles, consolas de videojuegos y muchos más. Se puede crear una enorme librería de música y disfrutarla en cualquier parte donde estemos. Estos son servicios en nube – usan servidores conectados a Internet para que puedas acceder a la información. ¿Qué hace que la música en nube exista y cuales son sus limitaciones?
Hay dos tipos principales de música en nube. La primera es similar a una estación de radio. Creas un perfil con el servicio y construyes una librería musical basada en tus preferencias. El servicio entonces transmite música por Internet hasta el lugar donde estás.
Si tienes una conexión a Internet lenta o poco fiable, puede que no puedas usar estos servicios todo el tiempo. Algunos de estos servicios, como radio Pandora, te permiten crear estaciones basadas en una canción o un artista específico. No se te garantiza que puedas escucharlo cada vez que uses el servicio. En lugar de eso, escuchas música que Pandora hace coincidir con tus preferencias.
Según vas escuchando, apruebas o saltas las canciones que van sonando, y Pandora va ajustando lo que reproduce para amoldarlo a tus gustos. Con este modelo de música en nube, todavía se pueden encontrar nueva música. Hay varios servicios que funcionan como Pandora, usando diferentes algoritmos para hacer coincidir las preferencias de sus usuarios.
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